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sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Qué pena!, a Manuel Centeno

Cercado de mies, fotografía de Fernando Medrano

Nueva dedicatoria a Manuel Centeno, 7 de mayo de 2013

El 27 de noviembre de 2010 dediqué este poema a mi amigo Manuel Centeno, con quien entonaba gorigoris porque el campo moría. Hoy el que ha muerto es él y mi corazón entona un canto de tristeza.

¡Qué pena!

Este post se lo dedico a mi compañero y amigo Manuel Centeno, que en estas cosas del campo tiene unos sentimientos como los míos: las mismas penas, las mismas alegrías. Desgraciadamente, el campo que él y yo conocemos tiene hoy más de las primeras que de las segundas.
Querido Manuel: ¿Podrá olvidar el campo alguien que se apellida Centeno?

martes, 23 de noviembre de 2010

Una noche de amor

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

No es posible tener
una noche mejor
ni beber de unos labios
tantas copas de amor.

Son las copas de amor 
que en tu boca bebí, 
porque tú me las dabas 
en un beso sin fin.

Una noche de amor

Nunca he visto a nadie tan impresionado por un vestido rojo como el camarero que, antes de aquella cena íntima e inolvidable, nos sirvió dos martinis secos en la barra del bar. Es verdad que ella era más guapa que ninguna de cuantas habían contemplado sus ojos hasta entonces, y que su fulgurante aparición le pilló un tanto en la inopia. El hombre me había visto allí solo tanto tiempo que le vino a dar lástima de mí. De hecho, empezó a mirarme a hurtadillas y con cara de rumiar en sus adentros: “este panoli…”
-¿Puede darme fuego? –le dije, aprovechando una de esas miradas compasivas.
-Pues claro, muchacho –respondió-. ¿Esperas a alguien?
-Sí, a una chica.

viernes, 19 de noviembre de 2010

El perdón

Foto de 1972

El perdón

Has llegado sin ruido a mi conciencia
y he intuido una paz
que todavía no merezco.

martes, 16 de noviembre de 2010

Al amor por el mar

El Charco, Villajoyosa. Foto Mariano Estrada

Al amor por el mar
El Charco, Villajoyosa

Consciente de ser hombre,
he mirado el azul
catártico del mar
y en las paredes palpitantes
de la respiración -en las que el aire
penetra y se transforma-,
he sentido la vida.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La mano tierna

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


La mano tierna

Más allá de la carne,
que me llevó a las mieles
profusas del deseo.

Más allá del deseo,
cuya sacralidad
-comúnmente aceptada-,
devino en rutinario
rearme de la artillería.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Epitalamio

Rosa y Mariano, Villajoyosa, 13 de septiembre de 1975


Epitalamio

Para que el beso se hunda en los
toneles más hondos de la sangre,
el dios exige a la vida
este sagrado holocausto.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Amanecer

Amanecer en el Montiboli, Villajoyosa. Foto M. Estrada

Amanecer
Montiboli, Villajoyosa

Amanece en los íntimos
alrededores de la casa,
donde la luz mantiene aún
un combate de espadas con la noche.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Lucubraciones micológicas


Macrolepiota procera. Foto de JMPiña

Lucubraciones micológicas

No hace muchos años, en la Comarca de Sanabria-La Carballeda (En Cuenca no lo sé) sólo se cogía un tipo de seta: el cucurril o cucumillo (Macrolepiota procera) Y únicamente para el consumo personal o familiar. En la actualidad, el de las setas es un negocio floreciente, aunque hay años en los que la sequía lo deja completamente mustio. Por lo que he podido saber, éste del 2010 no está siendo un año muy bueno. En cuanto a las variedades, que son muchas, las más solicitadas y abundantes son, además del cucumillo: el boletus, el champiñón y el níscalo.

Entre las setas no comestibles, abundan los “pedos de lobo” (Geastrum, Lycoperdum, Calvatia, )… que en algunos lugares reciben el nombre de cacaforras… Por cierto, nunca he tenido claro si los lobos, cuando bufan por la retaguardia, espolvorean. Pero si no lo hacen, ¿a santo de qué ese nombre? Por lo que a mí se refiere, prefiero llamarlas cacaforras, porque es un nombre sonoro y porque así se llamaban cuando yo jugaba con ellas de niño. ¿Has dicho jugaba? Sí, son como pequeños balones de fútbol que, al irles danto patadas por prados y praderas, explotan y se derraman en un polvo marrón (esporas) que, a lo que parece, tiene ciertas analogías con los pedos reales de los lobos. Y digo yo: además de aire, ¿qué otra cosa llevan los pedos de los lobos para que puedan ser detectados por el ojo humano? ¿Alguien ha visto alguna vez un pedo real de lobo?


 
Macrolepiota procera. En Muelas, cucurril o cucumillo

Lucubraciones micológicas

A los frutos de monte se les llama también frutos incultos, porque acaso no han pasado por la universidad. En el monte de mi abuela, que ahora es patrimonio forestal del Estado, repoblaciones en consorcio, había un guindo silvestre. ¿Es lo mismo que inculto? Tal vez. ¿Y lo mismo que santo? Puede. San Silvestre, santo de nochevieja. O mejor aún, de cierre por defunción. ¿Reencarnación, retorno? ¿Morir para nacer? ¿Fin y principio? ¿Giro o espiral? Pero “no basta ser el último para ser alguna vez el primero”. De manera que es el santo del fin, supongo que “Desde aquí a la eternidad”. Mi abuela, la del guindo en el huerto, solía decirlo muy claro: “San Silvestre, con el año acabeste”. Es decir, inculto por donde quiera que se le mire. Hay que ver las cosas que se hacían antiguamente para rimar....

Sobre los frutos silvestres ha caído un sambenito muy chungo: el de lo no recomendable “por reconocida inutilidad de la lógica”. Y esto es así hasta el punto de que la palabra silvestre, que encierra en sí misma la pureza de las vírgenes troyanas y la hermosura de las flores en primavera, tiene también determinadas significaciones peyorativas, como inculta, agreste, selvática, no sé si un poco salvaje. Las generalizaciones pueden ser trampas de las que es difícil salir. Pero nosotros sabemos que un garbanzo no estropea nunca el cocido. Entonces, ¿por qué razón un abruño, si es un fruto mediocre, incluso malo, va a negar las bondades de una seta, que todo el mundo sabe que es buena? El boletus, por ejemplo, que es silvestre e inculto ¿no es exactamente magnífico? Hombre, la exactitud alude a la precisión; en cambio, la magnificencia se refiere a la calidad, que es exactamente magnífica, tal como queríamos rebatir. ¿Para qué quedarse entonces con los engendros desnaturalizados, los ciruelos bordes, los escaramujos inútiles, las higueras malditas y los frutales sin injertar, ya sean manzanos, abruños o bergamotos?

- Champiñones, boletus, níscalos, cucumillos... Es cierto que las setas son delicias de monte, Antonio, pero no es menos verdad que su tipismo silvestre se destiñe en la cocina de los restaurantes, donde las manos de los cocineros las convierten en manjares de salón, es decir, modales refinados, precios consecuentes, sofisticadas vestiduras. ¿Me corre usted la silla, por favor? ¡Será finolis! Maravillas de España. Torcas. Morteruelos de Cuenca. ¿Quién no cede al encanto de unas setas colgantes, hechas arte y cultura al lado de un Museo, en buena compañía, delante de un buen vino? Por el contrario, a la tortilla de patata o al chorizo carballés les va muy bien el murmullo del agua en el arroyo, el liquen de las peñas, el mendrugo de pan, los olores fuertes del brezo...

Del libro Aguablanca: caminos de ida y vuelta (2002)

Mariano Estrada