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lunes, 22 de agosto de 2011

Soneto por soneto


                                           Lope de Vega. Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


Soneto por soneto

José Miguel es un amigo de Valencia que un día de junio del 2006 me mandó un soneto que él mismo había escrito con la única pretensión de parodiar alguno de los míos y, de paso, hacerme reír un poco, porque se ve que me encontraba algo mustio, pesaroso, desconsolado o triste. Y tengo que reconocer que, efectivamente, me hizo reír de lo lindo. Sin embargo, como los versos tenían una métrica graciosamente despendolada y rimaban de forma maravillosamente liberal, ya que los escuadraba con hacha y no les pasaba luego el cepillo, en el propio soneto incorporaba una súplica que venía a decir algo así: por favor, no se lo enseñes a Lope, que me da mucha vergüenza.

Pero yo pensé que a Lope, acostumbrado a los tormentos gongorinos, no le vendría mal un chorro de aquella agua fresca y que, si le enseñaba el mencionado ejemplar, iba a sentir un cosquilleo en el estómago que le haría desternillarse de risa. Decidí, pues,  enseñárselo por encima de todo ruego o súplica del autor y así se lo hice saber a José Miguel utilizando su misma técnica: el verso y el correo electrónico

Para sorpresa mía, y también para mi vanidosa satisfacción, el soneto que le mandé como respuesta mereció su aprobación inmediata y le causó un extraordinario alborozo, tanto que lo enmarcó con entusiasmo y delicadeza, lo echó al maletero del coche  y lo trajo con él a Villajoyosa el día de la presentación de mi libro “Amores colaterales”, hecho que ocurrió el 21 de julio del año citado más arriba.

No sé si Lope habrá leído el soneto, porque, claro, no pude mandárselo por correo electrónico o postal, sino por una via sutil de la conciencia extracorpórea que a lo mejor tarda unos lustros en alcanzar el destino. Y luego regresar a la tierra y encontrarme, que en el Montiboli no es nada sencillo, dado que estamos muy bien aparcelados y con buenas vistas al mar, pero no tenemos aún el preceptivo número de policía. ¿Cómo va a acordarse el emisario de mi domicilio fiscal, si de esto hace ya  cinco años y la noche era oscura? Creo que la camisa de Quevedo va a tener que esperar, aunque puede que a él no le importe en absoluto seguir unos años más tapando los remiendos con su eterna capa raída.

Un abrazo

Soneto por soneto
Este con estrambote y a vuelta de e-mail

Para José Miguel

Un soneto me mandan de Valencia
y me dice el autor por lo bajini:
no lo enseñes a Lope, Marianini,
porque entonces me muero de vengüencia.

Pero creo que sobra la advertencia,
porque yo no le encuentro al sonetini
otra cosa que amor de fratellini
con un golpe de loca incontinencia.

¿Mala rima? Qué importa en este caso,
si el deseo de bien es tan ferviente
y la risa se cuela en el Parnaso.

Donde no está el humor está el fracaso,
quien evita la risa oculta el diente,
de manera que a Lope se lo paso.

Y si a Lope le saca una sonrisa,
a Quevedo le vale de camisa.

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

2 comentarios:

  1. Y yo como si Lope me llamara
    tengo ya este soneto en mi presencia.
    A fe mía que no es mala ocurrencia
    ponerle cualquier verso buena cara

    Sin sonrisa, sin broma ni algazara
    ¿cómo sobrellevar esta existencia?
    Si todo es rigidez y continencia
    ¿no sería la vida un poco rara?

    Que no, José Manuel, que no es delito
    que algún endecasílabo no rime
    o en el medir un verso alguien se exceda

    El humor de Mariano es infinito
    su clemencia de toda culpa exime
    y no hay error que disculpar no pueda

    Un abrazo a ambos.

    Santos

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  2. Vaya, Santos: no solo has recogido el guante, sino que, transmutado en Lope de Vega, has puesto en lo alto de esta historia una guinda de mucha calidad. De lejos se ve que eres amante del soneto. A ver si sale por ahí una réplica de José Miguel, o de Góngora. Mientras tanto, Quevedo podrá estrenar camisa.
    Gracias por esta aportación que también merece un cuadro.
    Un abrazo

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