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sábado, 18 de mayo de 2013

El camino

 
Fotomontaje de Justino Blanco Villacé


El camino

A nadie se le oculta que el camino de los seres humanos, a lo largo de la vida, tiene muchos e importantes avatares. En los períodos de la infancia y de la adolescencia, además, está la tremenda dificultad de que hay que dar sobre él los primeros pasos: unos pasos que, aunque inseguros y balbucientes, pueden ser definitorios y decisivos en el siempre irremediable futuro. Y no voy a perderme en cuestiones puramente semánticas, todo el mundo sabe que la expresión “no ha encontrado el camino”, significa que, de todos los iniciados por alguien -que a veces son numerosos-, no se ha  identificado aún con ninguno. Lo cual puede ser deprimente, sobre todo si se sabe que hay personas que no sólo lo han encontrado a la primera,  sino que encima, y al margen de sus mayores o menores dificultades,  ha resultado ser realmente el camino, es decir, el adecuado, el apropiado, el auténtico, el suyo. ¿Y a qué llamo yo encontrar el camino? Pues a encontrar la orientación, sencillamente. ¿A qué otra cosa, si no? El camino puede ser tortuoso, confuso, llano, ramificado, dubitativo, múltiple, diverso…  (En realidad suele ser una combinación de estas y otras cosas). Pero tú, caminante, tienes que saber siempre dónde tienes los pies y, sobre todo, dónde tienes el Norte. ¿Y qué pasa en el Norte? Pues el Norte te indica claramente que aunque te pierdas te encontrarás; que los recesos, los retrocesos o desandares, las dudas, las contradicciones, los escollos,  incluso los desánimos, los descréditos, los empujones, las zancadillas y las caídas, no son otra cosa que el bagaje vital, el fortalecimiento del músculo, la acumulación de experiencias, la maduración como persona, el enriquecimiento del espíritu…  Es decir, el camino. Porque todo eso, más lineal o más zigzagueante, es justamente el camino.

viernes, 17 de mayo de 2013

La letra estremecida






Playa de La Caleta, Villajoyosa. Foto M. Estrada


La letra estremecida

Qué lenta va la tarde hacia el sagrado
lugar de los deseos.
Qué lento el sol, con cuánta luz
nos desespera todavía.

jueves, 2 de mayo de 2013

La camisa



Tomada de internet sin ánimo de lucro
 
No es que de repente se me cayera el armazón difuso de la fe, que en mi caso es de una crasa terquedad y de un renacimiento continuado, es que me propuse reflejarlo como si de verdad se me hubiera caído. Porque, eso sí, una cosa es la fe y otra la ingenuidad, y la ingenuidad en mi caso es una dama mimada y consentida, casi una licencia poética.

Lo que pasa es que el mensaje no es del todo creíble, debido a ese trasfondo de humor que viene a darle al Estado una virtud humana y al vecino una existencia de configuración expresamente voluntariosa. Todo un logro, creo, porque dice exactamente  lo que quiere decir.

La camisa

Mi pobre corazón está doblado
de amar y amar y amar sin resultado.