Nicolás Pardo, Mariano Estrada y Francisco Aparicio. Foto Fernando Medrano
Discurso
de Francisco Aparicio Prieto (*)
Presentación del libro “CORRUPCION: los perniciosos socavones de la carcoma”
Buenas tardes:
Al finalizar la presentación del anterior libro de Mariano,
y estando después en la tertulia de una cena, Maruja, mi mujer, le dijo:
¡Marito, ya podrías dejar de citarnos en casi todas tus presentaciones, hay
otras personas más implicadas que nosotros! Dijimos algo, pero así quedó la cosa, y pasamos a otros temas.
A los pocos días, estando juntos de nuevo, nos
comentó que ahora iba a implicarnos
todavía más y que yo presentaría su nuevo libro sobre Corrupción,
ya que era materia que ampliamente habíamos tratado ambos.
Lo dijo así, sin más, dándolo por hecho, aún a sabiendas
de que no soy persona ducha en las artes literarias. Supongo que son esas “cosillas”
que surgen como consecuencia de la naturaleza de las relaciones de buena amistad,
y que vienen de alguna manera a justificar mi colaboración en esta presentación.
Quiero aprovechar la frase “las palabras
vuelan, los escritos permanecen” para comentar que el libro es un conjunto de escritos,
de relatos, con algunas poesías intercaladas y que el mismo autor nos confiesa haber
desarrollado durante los años 1993 y 2012 con la intención de que viera la luz en
este último año. Su publicación debió llamarse
“La inmaculada corrupción”, pero diversos avatares y circunstancias dieron
al traste con la idea, aunque algunos de sus escritos habían sido ya publicados
en sus blogs. Esa permanencia supuso una ampliación del contenido del libro ya
que permitió la incorporación de una nota aclaratoria sobre la corrupción de los
premios literarios, además de la incorporación de una segunda parte, y como él mismo
dice, con determinados ingredientes con los que la corrupción se ha enriquecido
en estos tres últimos años.
La corrupción es el núcleo e hilo
conductor, hábilmente asociada a la acción de la carcoma. Trata el desengaño,
la corrupción, el paro, la especulación, los valores, la crisis, la política y
los mercados. Temas todos ellos conocidos por la audiencia y tratados hasta la
saciedad, seguramente, por cada uno de los aquí presentes.
El libro
aglutina pequeños relatos que conforman un amplio ensayo sobre la corrupción en
nuestra sociedad, un hecho que se ha implantado entre gran parte de la élite de
la clase política y empresarial del país.
Mariano, al plantearme esta
colaboración, es posible que esperara un análisis de tipo económico sobre el
libro por la materia que trata. No es ésta mi intención después de leerlo. Creo
que todos los españoles estamos al corriente de este hecho y que podemos
calificarlo como de “auténtica vergüenza nacional”, y poco más se puede decir
que no sea conocido. Pero si quiero comentar la magnitud económica de la
corrupción, valorada en varias ocasiones por distintos medios de comunicación e
instituciones y que cifran entre delitos tributarios, cohechos,
prevaricaciones, etc. en procesos judiciales en curso y las obras públicas, en ocasiones
innecesarias, en más de 28.000 millones de euros. Cifra que ronda el 2,7% del
PIB. De cada 100 euros que producimos en bienes y servicios 2,7 van a alimentar
a nuestra clase política y empresarial corrupta, y ello sin contar el valor de
los sobornos derivados de las modificaciones en la calificación de uso
urbanístico ni tampoco las evasiones de dinero producidas por medio de las
valijas diplomáticas. Dinero que en una gran parte acaba en paraísos fiscales y
en inversiones de escasa imposición tributaria, que los propios políticos se
encargan de mantener, haciendo ímprobos esfuerzos para que no desaparezcan y
trasladando al resto de la ciudadanía una carga fiscal más elevada de lo
necesario.
Los valores que mueven la corrupción
no son sólo patrimonio de nuestro país, son los mismos que componen la base de
un modelo económico cada vez más globalizador y pernicioso y que cuando se
definen en normas legales producen el efecto de incrementar la desigualdad
social en beneficio de unos pocos que rigen las multinacionales y los fondos de
inversión.
Cuando avanzaba en su lectura, a través
de cada uno de sus relatos, una idea me venía permanentemente: se define aquí
la manera de ser del autor, y su rebeldía ante hechos de esta naturaleza. Estoy
ahora ante un Mariano que claramente define y se enfrenta a una gran parte de la
sociedad en la que, en sus acciones sobretodo políticas, predomina la
corrupción, y tiene la necesidad de comunicarlo, además de expresar paralelamente
el entorno de desengaño, de crisis, de especulación, en la que la acción política
y de los poderosos perjudica aviesamente a los más débiles. Necesita dejarlo patente.
Ya en febrero de 2007, entre sus notas
previas vislumbra el camino torcido que ha elegido la sociedad y nos avisa. En
cierta manera predice la crisis, un año antes que la definieran algunos
considerados expertos. Y ante ello toma postura, con voz intransigente. Que
digo, intransigente es poco, dispara verdaderos dardos contra la corrupción, y
no sólo en prosa sino también desde la
poesía, cuando tiene la mirada puesta en la luna, ya que pese a la
dureza del tema que está tratando su ser de poeta esta siempre presente.
Nos dice:
“Pagamos
lo que nos deberíamos negar a pagar, que no son solo las comisiones ilegales,
sino también los cargos improductivos, los inútiles consejos de administración,
la pompa, las dietas descontroladas, la larga lista de coches oficiales, los
puestos de trabajo innecesarios, las facturas por obras inexistentes. Y
sobretodo, las incompetencias.”
“A todo aquel que, manifiesta y groseramente,
desprecie la poesía, suéltale un verso a la cara y déjalo tumbado. Y si es
político, apéalo de la poltrona. Y si es especulador, destrúyele el
chiringuito”.
“La política es una joven inocente de la que se
sirven los oportunistas para llegar hasta la puta que les satisface: la
corrupción”.
Mariano no sólo hace crítica de la situación, hace análisis
social:
Con una sencilla explicación nos define
el pensamiento existente antes del inicio de una nueva mentalidad especulativa,
así como el desarrollo de esta mentalidad que florece años antes de la crisis, y
a la vez define la parte crucial de la burbuja inmobiliaria, debida a la
necedad de unos pocos, como gran culpable de la crisis, una crisis que luego se
nos echó encima y que seguimos padeciendo. Y ello porque, como nos dice, “la
actualidad está llena de listos sin escrúpulos que han copado todos los puntos estratégicos
de la sociedad, pero no precisamente por su valía”, y yo añado con el
máximo fin de satisfacer sus deseos más materiales y usureros.
Pero también nos comenta el
posicionamiento de una mayoría de población henchida de ganancias y de puestos
de trabajo, originados por el desarrollo urbanístico. Esta mayoría no planteó
actuación ante los desmanes que se realizaban ni exigencia algunas ante los
poderes públicos, ni cuestionarse al menos la necesidad de establecer controles
y procesos judiciales que castiguen al corrupto. Claro que también para ello
habría que eliminar “la obediencia debida”, como nos dice el autor, del
poder judicial al ejecutivo y a los partidos políticos.
El autor hace de historiador a lo
largo del periodo 2007 a 2014. Su exposición nos da una mirada
certera y doliente sobre los acontecimientos en los que nos ha envuelto un
número muy elevado de políticos y empresarios corruptos y especuladores, y que
de manera permanente los distintos medios de comunicación nos están
bombardeando con sus vergonzantes y vergonzosas historias. No hace falta
mencionar aquí lo que todos sabemos con nombres y apellidos de las causas
judiciales. El autor tampoco lo hace, entra en la definición de conceptos, de
valores.
Tenemos políticos que han entendido
que “yo soy tu representante”
quiere decir ”me tomo un cheque en
blanco”, convirtiéndose a continuación en carcoma que socava los valores éticos
de la población, en vez de asumir el “tú nos representas” que consiste
en ser un servidor, y este concepto de servicio implica la actuación dentro de
un estado de derecho democrático en donde ha de predominar el interés colectivo
frente al propio.
Leer un libro sobre corrupción, y
además siendo esta tan cercana, no resulta agradable, incluso puede ser
depresivo y desesperanzador, pero el autor, nuestro amigo y conocido Mariano
nos muestra con sus comentarios en él la confianza no sólo en la salida de la
crisis sino también en la necesidad de regeneración política, basándose en el
aprendizaje positivo, que es obligado realizar de lo sucedido, y en una
adecuada educación para ello.
En este sentido, leemos en su libro: “Siempre
he creído que los jóvenes eran los únicos que, por razones de desafección material
y cierto altruismo del alma, estaban en disposición de invertir estos valores de
la sociedad,”
Me quedo con Mariano con esta creencia
esperanzadora.
Para finalizar quiero leeros una frase
de Ingmar Bergman que leí en el envase de un azucarillo para café: “Envejecer
es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero
la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.” y yo complemento:
ello hace tener una visión más certera para el análisis de la realidad social.
Creo que este comentario es de
aplicación a mi amigo Mariano y que tiene buen reflejo en la lectura de este
libro.
Gracias por vuestra atención.
Villajoyosa, 2 de octubre de 2015. La Barbera
(*): Francisco Aparicio Prieto es licenciado en Ciencias Económicas..
(*): Francisco Aparicio Prieto es licenciado en Ciencias Económicas..
Brillante presentación de Paco Aparicio.
ResponderEliminarFue curioso que Paco finalizara con una cita del director de cine sueco Ingmar Bergman, que además tiene otra película titulada "La carcoma".
Hola, Nicolás: es cierto que el discurso de Paco fue brillante. En realidad fue brillante el acto completo. Yo quedé realmente satisfecho. En cuanto a la frase de Ingmar Bergman, no deja de ser una pena que, cuanta más claridad hay en nuestra mente, menos fuerza tenemos para desarrollar nuestras ideas. Pero es una ley de vida y, como tal, hay que aceptarla. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarExcelente reflexión sobre las nefastas consecuencias de esta endémica carcoma que corroe sistemáticamente las vigas de este país.
ResponderEliminarLos datos que aporta Francisco son suficientes para sublevar incluso a las conciencias más acomodadas.
Ojalá esté muy próxima esta rebelión ciudadana capaz de terminar para siempre con esta carcoma endémica.
Muy apropiada la cita de Bergman. Desde esa óptica, incluso la vejez parece atractiva.
Hola, Manolo: me alegra que la intervención de Paco Aparicio te haya parecido excelente. Yo coincido contigo.
ResponderEliminarLa carcoma, como sabemos, tiene unos efectos demoledores en la madera, lo mismo que la corrupción en la madera de la sociedad. El proceso de la carcoma, que es circular (*), solo tiene el sentido de la destrucción, que es maligno. No tiene ningún efecto beneficioso. Es más, no tiene ningún otro efecto. La carcoma se hace adulta (escarabajo), sale al exterior, deja la madera llena de agujeros…
Lo mismo le pasa a la corrupción: baja el suflé de la bonanza económica y deja un panorama social como un queso emmental, pero sin ninguna de sus bondades.
(*) Los machos mueren a los 5 días de salir al exterior, las hembras duran 15 días y no tienen otro oficio que el de depositar sus huevos en las rendijas de la madera. El proceso empieza otra vez. Los huevos se rompen, salen las larvas (la carcoma), penetran en la madera y empieza de nuevo la destrucción en un proceso que dura de dos a cinco años.
Un fuerte abrazo