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sábado, 2 de julio de 2016

El cactus y la piedra de afilar



                                                         Montiboli, Villajoyosa 


El cactus y la piedra de afilar
Montiboli, Villajoyosa

El cactus se aproxima a la piedra con la idea de afilar sus espinas, pero la piedra le dice: “¿No ves que estoy en desuso, renacuajo? Ahora me tienen de adorno en un jardín. Y está bien, porque no sufro desgaste ninguno, pero es tan aburrido y tan tedioso que a una, al final, se le entontece el alma. ¿Que una piedra de afilar no tiene alma? Ya lo creo que sí. Yo he tenido tiempos de mucha agitación y mucha chispa. ¿No es eso el alma? No veas los calentones que llevaba en el cuerpo. Lo que ocurre es que ahora me han vuelto sedentaria y tranquila. Y francamente inútil, como ves. Pero la procesión va por dentro…

Y lo peor de todo es que una tiene demasiado tiempo para pensar. Ya sabes: “Recuerde el alma dormida…”. Y yo no quiero pensar, ni recordar, yo quiero cuchillos brillando como espejos sobre mi lomo caliente y acelerado. Sin embargo, de nada sirve quejarse, este es ahora mi destino. Siempre entre las mismas piedras, siempre mirando un repetido y limitado paisaje, siempre oyendo el monótono canto de las tórtolas… ¡Cu cu, uh! ¡Cu cu, uh! Menos mal que estás tú, que, aunque poco, te agitas y te mueves. Tengo tantas necesidades y estoy tan desasistida y tan sola que por las noches detecto tu delicado crecimiento. La verdad es que sueño con que un día te me acerques y podamos entrar al alimón en la gozosa comunión de la carne.

01-07-2016
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

2 comentarios:

  1. Bellos párrafos literarios. La verdad, yo tampoco quiero recordar: pero me parece que la piedra pide mucho.

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  2. Por pedir que no quede, Sofía. Otra cosa es lo que realmente obtenga. Pero no le quitemos la ilusión... Gracias por tus siempre generosas palabras. Un abrazo

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