Del agua que somos
a la gaseosa del vino
-¿Por
qué dijo el Señor: Polvo eres y en polvo
te convertirás, si sabía muy bien que éramos agua?
-Bueno,
los científicos están diciendo últimamente que estamos hechos de barro…
-¿Últimamente?
Pues vaya novedad…
-Es
que el barro se hace con tierra y con agua. Es decir, con polvo, con arcilla y con agua.
-¡No
me digas! Y eso… ¿desde cuándo?
Hace
unos días estaba bañándome con Martina, que acababa de cumplir cuatro años. ¿Tengo
que decir cuatro añitos?
-Depende...
-¿De
qué?
-De
lo que le gusten a usted las monerías. ¿Es usted cariñoso?
-Mucho.
-¿Y
noño?
-¡Hombré…!
-Pues
diga usted lo que quiera y déjese de monsergas.
Como
es una gran buceadora y le gusta tanto el agua, le dije:
-Martina: las personas estamos hechas de agua.
-Martina: las personas estamos hechas de agua.
-Ya
lo sé –me dijo, con una gran solvencia.
-¿Cómo
que ya lo sabes?
-Sí,
porque me lo dijo mi papá.
-¿Y
sabes cuántas partes tenemos de agua?
-De
eso no me acuerdo, porque ya hace mucho tiempo que me lo dijo.
Ya
se sabe que el tiempo de los niños campa por otras dimensiones y tiene otras
varas de medir…
Por
cierto, hubo un día un listo que, extrañado de la composición del ser humano
(más del 70% del peso corporal es agua), preguntó:
-Oiga:
y si estamos hechos de agua, ¿por qué tenemos sed?
Y
es que hay cerebros que, además de ser agua en un 75%, están encharcados por
todas partes.
-¿Menos
por una?
-No,
por todas partes.
-O
sea que están totalmente desconectados.
-Efectivamente,
son cerebros isla.
Un
día va a salir alguien que nos dirá que él está hecho de vino.
-¿De
vino?
-Sí,
pero con algo de gaseosa.
-Vamos
que eres un tinto de verano…
-De
verano y de invierno. Yo siempre ardo a la misma temperatura…
-¿En
grados?
-En
grados no lo sé, yo lo computo en llamaradas.
Mariano
Estrada, 18-09-2016
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